La glándula tiroides es un órgano endocrino en forma de mariposa que se encuentra a ambos lados de la tráquea en la parte más superior de esta. Es la encargada de sintetizar las hormonas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), responsables de controlar el metabolismo de casi todo el cuerpo, desde la temperatura hasta el corazón.
Lesiones en tiroides
Existen múltiples lesiones (nódulos o alteraciones estructurales) que pueden aparecer en la glándula tiroides. Estas no necesariamente se presentan con alteraciones de la función. Por lo que un paciente eutiroideo (con niveles normales de hormonas tiroideas) no está exento de lesiones estructurales. Los problemas pueden ir desde crecimientos de las mismas células de tiroides (adenomas), hasta cáncer.
La mayoría de las veces un nódulo tiroideo no presenta síntomas. Sin embargo, la principal manifestación sería la aparición de una “bolita” cercana a la parte central del cuello. Además puede presentarse dolor leve al deglutir, sensación de cuerpo extraño en la tráquea y dificultad para respirar. En casos principalmente de cáncer, además de los signos mencionados, se puede identificar cambio en el tono de la voz, con ronquera, voz más grave o disminución del volumen de la voz.
Las mujeres son 4 veces más propensas a padecer problemas tiroideos, incluso llegando a ser palpable y de gran tamaño en el 5% de la población mayor a 50 años. Otros factores de riesgo son:
- Antecedentes familiares de cáncer de tiroides.
- Exposición a radiación (estudios de imagen como tomografías en cuello, trabajadores en centros de radiodiagnóstico o que recibieron algún tipo de radioterapia).
Incidencia de cáncer de tiroides
El cáncer de tiroides es el 5º más común en mujeres, (más común que el cáncer de ovario), con un pico en la presentación alrededor de los 50 años de edad. Su detección es primordial para evitar cirugías más complejas, tratamientos adicionales y/o riesgo de recurrencia.
Los estudios indispensables son el ultrasonido de cuello y los estudios de sangre de función tiroidea. Además de estos, el oncólogo quirúrgico puede solicitar otros estudios para determinar la extensión y la necesidad de procedimientos diagnósticos y/o terapéuticos adicionales.
En muchos casos se requiere de una biopsia por aspiración con aguja fina (BAAF), la cual puede realizarse en consultorio o guiada por ultrasonido. Esto aporta mucha información en cuanto a la naturaleza del nódulo. En caso de no llegar a una conclusión con la biopsia o sospechar de cáncer se realiza una cirugía donde se retira la mitad de la glándula. Se envía al patólogo para determinar la posibilidad de malignidad (durante la cirugía) y puede completarse la tiroidectomía total (retiro de toda la glándula) dependiendo de las características del tumor y del paciente.
Autor: Dr. Marco Antonio Ponce.