La influenza es también conocida como GRIPE, se trata de una enfermedad respiratoria contagiosa provocada por los virus de la influenza; afecta principalmente a la nariz, la garganta, los bronquios , ocasionalmente, los pulmones.
El virus de la influenza se distribuye mundialmente durante todo el año, con preferencia en los meses de invierno, de acuerdo a la estacionalidad de cada continente
Este virus se transmite con facilidad de una persona a otra, por medio de la tos o los estornudos, al igual por el contacto con objetos como el teléfono o teclado de computadora para luego transferir los virus a los ojos, la nariz o la boca.
Las personas que tienen el virus probablemente sean contagiosas aproximadamente desde el día antes a que aparezcan los síntomas hasta más o menos cinco días después de que estos se presenten. Los niños y las personas con el sistema inmunitario debilitado quizás sean contagiosos por un tiempo un poco más largo.
Los tipos de influenza, que se han confirmado en los seres humanos son los siguientes:
H1N1, causante de la gripe española en 1918 y de la gripe A en 2009.
H1N2, endémico en humanos y cerdos.
H2N2, responsable de la gripe asiática en 1957.
H3N2, que causó la gripe de Hong Kong en 1968.
H5N1, responsable de gripe aviar y de la amenaza de pandemia en 2007–2008.
El diagnóstico se realiza clínicamente y se confirma con una prueba de laboratorio. Al comienzo, la influenza quizás parezca un resfriado común con nariz que gotea, estornudos y dolor de garganta, pero los resfriados generalmente se presentan lentamente, mientras que la influenza tiende a aparecer de súbito y el paciente generalmente se siente mucho peor con la influenza.
Los síntomas característicos de la influenza son; escalofríos y sudoración, dolor de cabeza, malestar general, dolor muscular intenso, fiebre, tos persistente, dolor de garganta y congestión nasal
Algunas personas pueden presentar síntomas diferentes como vómitos y diarrea, aunque esto es más común en los niños que en los adultos.
En la mayoría de las personas, la influenza desaparece por sí sola o con tratamientos simples para el malestar general, pero ocasionalmente pueden presentarse complicaciones serias o hasta la muerte. Las personas con mayor riesgo de presentar complicaciones de la influenza son:
- Niños menores de 5 años, especialmente los menores de 12 meses.
- Adultos mayores de 65 años.
- Las personas que se encuentran en un hospital, en una casa de convalecencia o en otro centro de atención médica a largo plazo.
- Las mujeres embarazadas y las mujeres hasta dos semanas después del parto.
- Personas con el sistema inmunológico debilitado
- Personas con enfermedades crónicas como asma, enfermedades cardíacas, enfermedad renal, diabetes, algún tipo de cáncer o problemas hepáticos, así como las personas muy obesas con un índice de masa corporal de 40 o mayor
Si tienes síntomas de influenza y estás a riesgo de complicaciones, visita a tu doctor de inmediato.
La forma más eficaz de prevenir la enfermedad y sus consecuencias graves es la vacunación
Otras recomendaciones importantes son el uso del cubrebocas, el correcto y frecuente lavado de manos, evitar el contacto directo con las personas que estén enfermas, evitar tocarse la nariz, la boca y los ojos y practicar otros buenos hábitos de salud como limpiar y desinfectar las superficies de contacto más comunes en el hogar, en el trabajo o en la escuela. Dormir bien, mantenerse activo físicamente, controlar el estrés, beber mucho líquido y comer alimentos nutritivos. El tratamiento para la influenza es con medicamentos antivirales y otros para el malestar general y la congestión nasal. Se debe evitar el uso de antibióticos.
Autor: Dr. Enrique Negrete